Nombre: Ileana
Seudónimo: Ile
Edad: 35
Género: Femenino
Nacionalidad: Mexicana
Institución de Educación Superior
Universidad Iberoamericana
Cuéntanos tu versión de la cuarentena, ¿cómo la sobrevives?
Encierro total hasta el domingo, que voy a un mercado de productos locales por la despensa y camino de ida y regreso. Sin disciplina para ejercitarme pero con una bicicleta estacionaria con simulador de realidad virtual. Trabajo ocho o nueve horas diarias en mi estudio casi siempre porque tiene mejor señal de internet para las juntas y clases, pero en el jardín o terraza para leer o reuniones más relajadas. Tengo crisis de ansiedad e insomnio ocasional, últimamente pesadillas frecuentes. Pero, he vuelto a bordar y eso me baja la ansiedad y lo disfruto mucho, y además como mejor porque preparo mis alimentos en casa. He podido estar más con mi esposo y estoy menos agotada al evitar largos traslados.
¿Cómo podrían las universidades crear redes de solidaridad y apoyo para sus comunidades y sus sociedades, a partir de esta experiencia y nueva manera de entender las relaciones?
Podríamos hacer una red de proveedores en relación a las carreras universitarias, como en mi caso es diseño, para evitar grandes corporaciones como Amazon y promover la comercialización local. Unir esfuerzos que ahora están más dispersos en el consumo de moda nacional y local que ahora están luchando por sobrevivir, ayudando a su visibilidad y comercialización. Abrir plataformas locales de apoyo entre vecinos, un Tinder de amor vecinal, que por ubicación y configuración de seguridad podamos apoyarnos unos a las vecinos vulnerables con insumos que necesiten. Quedo claro que todos estamos conectados orgánicamente, aunque nuestros cuerpos tengan que estar ahora confinados.
Ile: Me gustó mucho leer que, entre otras cosas, para sobrellevar este encierro, te dedicas a bordar. Yo hago lo mismo y pienso que esas habilidades tal vez se están perdiendo, pero que son una gran ayuda cuando uno debe permanecer enclaustrado. Por razones de salud, hace un tiempo estuve encerrada en casa y me dediqué a hacer muchas «carpetas» y trapos para las tortillas, pequeños bordados que no me significaran un gran esfuerzo, pero que me mantuvieran ocupada y fueran útiles. Luego se los regalé a mi familia y amigos. En resumen fue una buena terapia ocupacional.
A mí me gustaron muchos los dos textos que comparten respecto al bordado. Les cuento que cuando iba a la escuela primaria en una ciudad perdida en Buenos Aires, llamada Olavarría donde vivía (y que valga a rima), tenía que bordar con un bastidor: punto cruz y punto yerba, y no sé qué otro punto. Más allá de la obligación que me generaba sólo resistencia, nunca pude ver lo bueno de este tipo de habilidades hasta que 1. una amiga psicóloga gestáltica publicó lo bien que le hacía bordar para significar y vivir en el presente y 2. con estas participaciones de ustedes dos. Gracias y saludos.