Miri

Nombre: Miriam Edith López González

Seudónimo: Miri

Edad: 22

Género: Femenino

Nacionalidad: mexicana

Institución de Educación Superior

Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco

Cuéntanos tu versión de la cuarentena, ¿cómo la sobrevives?

La cuarentena no se vive, se sobrevive como en la ley de la selva, los políticos hablando de necesidades que, jamás han sentido, los ricos guardándose de fantasmas sosiegos de los impuestos, la clase media creyendo que son burguesía con sus excepciones de la necesidad de tener que comer y salir a trabajar, los pobres trabajando de forma informa.

Las y los niños aburridos por no salir a correr, los más viejos rogando que no les de covid, los necios saliendo que pueden quedarse en su casa se salen a divertir, el presidente mexicano tratando de salir de su jaula de oro, llamada Palacio Nacional. Los indígenas luchando contra la colonización y de pasó con el narcótrafico, los «intelectuales, peleando» por Twitter, México tan incierto que, yo no sé ni el día en el que tenga que salir, porque parece que todos salieron antes que yo.

La pandemia solo demuestra aún más la voz de la pobreza que grita por impaciencia. Yo sobrevivo, viendo desde mi venta a todos aquellos que obligados por la mano dura de la necesidad, las calles no están solas, las maquiladoras trabajan igual, los campesinos trabajan el doble, los call centers son un foco de infección, pero eso no importa, porque es mejor llamar, para cobrar.

Hay múltiples realidades, la oficial, la de los medios, la de más de 119 millones de mujeres y hombres y aún contado la realidad de los extranjeros que radican acá, la realidad de los políticos, de otros países y la mía.

¿Cómo podrían las universidades crear redes de solidaridad y apoyo para sus comunidades y sus sociedades, a partir de esta experiencia y nueva manera de entender las relaciones?

siendo empatícos con sus profesores, no violar sus derechos laborales y someterlos a un mundo que nadie les había enseñado, que los jóvenes sean conscientes quenuestros mayores no vivieron nuestra época digital, ahora somos quienes les enseñamos a ellos en algunos casos.

Documento