Júlia Pereira Barros Sanchez

Júlia Pereira Barros Sanchez
Rio de Janeiro, Brasil
25 años
Nacionalidad brasileña
Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro.
Licenciatura en Administración
137 días sin asistir a la universidad

 

Los salones de clase han sido sustituidos por alguna mesa, escritorio, alfombra o cama. El bullicio de los pasillos, cafeterías y áreas de verdes, por voces que emergen de dispositivos electrónicos. Los abrazos, saludos y juegos, por el tacto de pantallas y teclas de computadoras.

Hogares donde los estudiantes de todo el mundo se resguardan del letal coronavirus, se han transformado en los nuevos centros de enseñanza, y el horario académico en vez de transcurrir en sitios diseñados para una colectividad, transcurren en espacios, reflejo de las circunstancias y gustos personales.

Desde una mexicana en Nueva York, hasta un ugandés en Krasnoyark, Rusia y desde ingeniería biomédica hasta enseñanza del arte, este proyecto nos abre la puerta a la intimidad de los oasis de aprendizaje de estudiantes universitarios o de educación media superior, que estuvieron o están actualmente en confinamiento domiciliario por la pandemia de COVID- 19.

Estudio la licenciatura en sistema semi presencial, por lo que, cuando no tenía prácticas o cursos extracurriculares, solía estudiar en bibliotecas públicas y universidades cercanas a mi casa.

Debido a la pandemia, no tuve otra alternativa que adaptarme a estudiar y trabajar en línea. Al principio fue difícil establecer una nueva rutina de horarios y hábitos de estudio en el hogar. En marzo intenté realizar mis actividades académicas en la mesa del comedor, pero el continuo transito de personas me distraía, por lo que opte por estudiar desde mi habitación.

Como se puede observar en mi foto, en este espacio he colocado un pizarrón donde anoto mis metas, objetivos, recordatorios de tareas, frases e imágenes motivacionales. También tengo mi computadora, libros de consulta diaria y mi pintura modernista favorita la cual se titula “Abaporu”, de la artista plástica Tarsila do Amaral. Estos elementos hacen que me sienta más cómoda y  productiva.

Aunque extraño ir a la biblioteca, hacer los exámenes en la universidad de forma presencial e ir a trabajar, mi habitación se ha convertido en un rincón seguro e inspirador  en estos tiempos de COVID -19. Solo me queda sentir un enorme agradecimiento por tener un espacio así: soy privilegiada.