Maicol

Nombre: Edgar M. Niño C.

Seudónimo: Maicol

Edad: 60

Género: Masculino

Nacionalidad: Clombiana

Institución de Educación Superior

Universidad Antonio Nariño

Cuéntanos tu versión de la cuarentena, ¿cómo la sobrevives?

Desde hace 14 años llegue a la ciudad de Villavicencio, procedente de la ciudad de Bogotá, de manera paulatina me fui residenciando en esta ciudad, donde llegue a vivir solo. Me fui acomodando a llevar un estilo de vida donde la mayor parte de mi tiempo lo pasaba en la universidad, esta de una manera indirecta se volvió mi sitio de residencia, allí me alimentaba desde el desayuno hasta la comida. Para mis atenciones diarias de mantenimiento de la casa donde vivo en arriendo y de mi ropa, pagaba a una persona externa, situación que hasta el mes de marzo del presente año siempre se efectuó. Lo anterior para comentar como sobrevivo en la cuarentena. Cerca de tres años atrás, fui declarado crónico renal en estadio 3 y con hipertensión y desde mas de 25 años tengo crisis de “gota”, lo cual me obliga a llevar un régimen especial en mi alimentación y hábitos de vida saludables. Cuando leí la pregunta me pareció bastante rigurosa (dura), por el término “sobrevives”, por ello me llamo la atención de poder escribir mi testimonio. Lo primero por mi edad y mi estado de salud, el confinamiento ha sido más riguroso, fuera de atender los compromisos académicos que estaban en el orden de prioridades, fue difícil el acoplamiento con los estudiantes, pero aún más la familiaridad con las plataformas virtuales, lo segundo la atención de la alimentación la cual sus preparaciones corren todas por mi propia cuenta, el mantenimiento de aseo de la casa y mantenimiento en los servicios de lavado y planchado de ropa, situaciones que me han creado una sobre carga motivacional y laboral, que me ha traído como consecuencia varias crisis en mi salud.

¿Cómo podrían las universidades crear redes de solidaridad y apoyo para sus comunidades y sus sociedades, a partir de esta experiencia y nueva manera de entender las relaciones?

Para este tipo de situaciones, no sé si desde ASCUN, se debería crear redes para brindar a poyos a través de las instituciones a las cuales pertenecemos, en mi caso particular mi apoyo solo ha consistido en dos o tres llamadas de la enfermera, a quien le informo al respecto, pero o hay retroalimentación, ni ningún pronunciamiento al respecto, por el contrario se me ha mostrado es parte de intolerancia por no poder con la totalidad de compromisos. La solidaridad debe partir desde el mismo momento de poder atender nuestras citas médicas como el caso en mi programa de crónicos o cuando he tenido por estrés ataques gotosos, que últimamente han sido mas reiterativos, tener un acompañamiento psicosocial mucho mas directo y efectivo.